Muerta.

Hoy ya no te pienso como antaño...

Cuántas veces habré intentado llevarme hasta tus brazos ¡Cuántos intentos fallidos! ¡Cuántos! Despertaba un día más sin haberlo conseguido y yo llorando. Me sostenía sobre un hilo roto, como mi corazón y mis pensamientos. Otro día más sin poder dormir. Otro día más en el que ellos me sacaban a rastras de la alta cama. Otro día más en el que era lobo solitario, loca que no pasa desapercibido y solitaria invisible al mismo tiempo. Otro día más arrastrándome por calles y pasillos sin un rumbo que seguir, sin esperanza alguna, sin motivos para vivir. Otro, otro día más rompiendo a llorar sentada en el suelo, destrozándome por dentro mis pensamientos.

No sé el tiempo que pasé así, ni el por qué de haber seguido viviendo a pesar de todo ello. 

Recuerdo mi primer contacto con la evasión, aquel momento en el que deseé con todas mis fuerzas olvidar todo aquello que me afligía. Después vino el segundo. Aquel primer viaje de porros, y todos los que se sucedieron a partir de entonces. 
También recuerdo la primera y última vez que le dije a alguien que me había intentado suicidar; y las ambulancias y patrullas que llegaron hasta mi cuarto y me arrebataron mi capacidad de decisión. Me recuerdo entrando a la planta de psiquiatría y acto seguido, a los dos días, siendo atada a la cama, abandonada en el cuarto a mi propia suerte, y yo gritando y retorciéndome con las lágrimas a flor de piel.
Ahí fue cuando decidí reprimir mis emociones para que no me volvieran a dejar atada. Ahí fue el principio de mi trágico presente, en el que me asfixio constantemente en una nadedad emocional. También fue después de ese ingreso psiquiátrico que me prometí no volver a intentarlo, aunque poco más de dos años después esta ideación volvió a azotarme con fuerza. Mas logré controlar mis impulsos y reducirlos a meras autolesiones. Aunque sí que lo hablé con mi querido amigo. Más de dos y más de tres veces quisimos hacerlo juntos, pero nunca llegó a suceder... 

Ay... Muerte, que difícil es no desear tu presencia en un mundo tan contaminado.

Te quiero a mi lado, pero no quiero que me arrebates la vida, sé que eres preciosa y solitaria que tienes un arduo trabajo y me gustaria poder acompañarte, ser tu amiga, pero seguir con mi vida, por el camino largo... 

Comentarios

Entradas populares